En nuestro atelier de Barcelona tenemos claro que la cercanía y el trato contigo son piezas clave para que elijas de manera relajada y tranquila tu vestido de novia. A menudo los nervios pueden jugarte una mala pasada, por ello el ambiente en el cual lleves a cabo tu elección será decisivo. Contacta con nosotras, ven a vernos, ponte cómoda y juntas encontraremos el vestido perfecto para ti.
Son las diez de la mañana. Suena el timbre en nuestro atelier y recibimos a Ana. Tiene 32 años y va a casarse dentro de seis meses. Hace unos días contactó con nosotras por teléfono para pedir una cita y nos explicó como era el vestido de sus sueños. “Me encantaría caminar hacia el altar con un look clásico”, nos dijo. ; un vestido de líneas sencillas pero refinadas, con el que luzca elegante y que me permita dar juego a los complementos”.
Rápidamente captamos su idea y le mostramos de manera personalizada aquellas colecciones en las que podía encontrar lo que buscaba. Cómodamente sentadas en nuestro atelier, mientras desayunábamos, ojeamos minuciosamente los catálogos y marcamos uno a uno los vestidos que seguían este patrón. Página a página, modelo a modelo, Ana iba dibujando en su mente el vestido de sus sueños y nos iba transmitiendo los detalles que debía tener.
Una vez en el probador, juntas seleccionamos aquellos modelos capaces de disimular sus defectos y potenciar a aquellas partes de su cuerpo con las que se sentía más cómoda. “Éste diseño sería perfecto si incorporara unos tirantes gruesos”. “Si fuera el elegido, me gustaría añadir un cinturón”, comentó. Peticiones que, sin problema, aplicaríamos al vestido que finalmente escogiera, con la finalidad de que quedara satisfecha al 100%.
Ana nos contó que será una boda tradicional, por la iglesia y a cargo del párroco que ya ofició la ceremonia de sus padres hace 35 años. Después de probarse varios modelos de líneas clásicas, la novia se decantó por el romántico Nipón, de la colección Alma Novia de Rosa Clará. Un vestido sencillo y «con alma», para entrar a la capilla de manera fina y solemne. «Con él me siento como una auténtica princesa», dijo.
Para redondear el look, escogimos una preciosa diadema de pedrería, un romántico velo de tul petit pois y unos guantes a juego. Ana nos explicó que lucirá además un juego de gargantilla y pendientes de zafiro y brillantes, regalo de su abuela materna. Mientras le probábamos el conjunto completo, notamos que habíamos acertado. Lo decían sus ojos. Salió del probador dispuesta a mostrárselo a su madre. ¡Estaba guapísima! Ella, al verla, esbozó una sonrisa y no pudo contener la emoción. Nos sentimos satisfechas. Hemos encontrado con Ana el vestido que le hace feliz. ¿Y tú? ¿Ya tienes el tuyo?